Empieza otra semana intensa en el midwest, con un frío razonable pero con un sol precioso y los colores del otoño que, por fin, empiezan a predominar sobre los verdes ya apagados.
Hoy lunes mi santo tiene clase por la mañana y por la tarde, así que aquí va otra de las soluciones “para llevar” que tenemos. Son mis fajitas de pollo pero, soy consciente, no tienen nada de mexicano, eso sí son muy ricas y muy sanas, se toman igual frías que calientes y no dejamos de comer casero ni siquiera fuera de casa.
¡Buena Semana!
Para dos personas necesitaréis:
· 1 Pechuga de pollo
· 3 tomates
· 1 cebolla grande
· 1-2 diente de ajo
· cilantro o perejil
· 1/4 pimiento verde
· 1/4 pimiento rojo
· queso (opcional)
Se hace un sofrito con el ajito ¾ partes de la cebolla y cuando está doradito le añadimos 2 tomates y el pimiento. Salpimentamos. Sofreímos todo junto hasta que los pimientos empiecen a ablandarse. Reservamos.
En la misma sartén hacemos el pollo cortado en tiras y sin añadir aceite y dejamos que se dore. Cuando haya cogido color le añadimos el sofrito de tomate y pimientos que teníamos reservado. Rehogamos todo junto un par de minutos y reservamos.
Picamos el resto de la cebolla y el tomate muy pequeñito junto con el cilantro o el perejil. Se mezcla todo y lo dejamos reposar todo junto para que se mezclen los sabores.
Para montar las quesadillas simplemente ponemos una tortilla en la sartén a fuego suave, ponemos una capa de pollo con el sofrito de tomate y pimiento. Si vamos a poner queso este es el momento (yo, cuando pongo queso pongo muy poco, rallo un poquito de queso suizo o mozarella, algo que sea suavito pero que le de un poco de sabor). Sube el fuego para dorar la tortilla y añade un par de cucharaditas de la mezcla de tomate en crudo y baja el fuego. Después se pone la otra tortilla y se da la vuelta. Subimos de nuevo el fuego para tostar la tortilla. ¡Y listo!
NOTA: Como las de hoy son para llevar a la universidad en lugar de usar dos tortillas pongo el relleno en una mitad y las doblo, porque así se queda uno de los lados cerrados y es más fácil de comer cuando no se tiene cuchillo y tenedor.