lunes, 12 de septiembre de 2011

Albahaca

La planta:

Planta originaria de la India y regiones tropicales de Asia, su cultivo se extendió por Europa de la mano de los griegos primero y luego los romanos terminaron de establecerla.

La albahaca es una planta de color verde oscuro, con florecitas blancas en la punta de cada tallo, con hojas suaves de aroma muy intenso que forma parte de la familia de las mentas.

La albahaca, la podemos tener plantada en una maceta y disponer de ella siempre fresca.

Aunque alcanza su plenitud a mediados del verano, es una planta anual y, por tanto, cada año hay que cultivarla de nuevo. Se cultiva a partir de semillas que se siembran a principios de primavera en semillero protegido. Germinan a los 10 ó 14 días. Cuando alcanzan unos 5-6 cm de altura podemos trasplantarlas a macetas grandes o directamente a tierra, en la zona del huerto medicinal o entre los cultivos a proteger. Desde el momento que empiezan a desarrollarse ya podemos usar sus hojas para usos culinarios, o como estimulante de la producción mezclada con la tierra de cultivo para incrementar las cosechas (patatas).

La albahaca es muy fácil de cuidar, la debemos tener en un lugar fresco y donde le toque el sol, pero sin corrientes de aire. Hay que regarla con mucha frecuencia pero si se te olvida y ves que las hojas se ponen como “tristes” la riegas y se recupera rápidamente.

La albahaca es muy sensible a la temperatura, necesita calor y no resiste las heladas, por lo que es muy difícil mantenerla durante los meses de frío. Lo puedes intentar poniéndola en un lugar dentro de la casa sin corrientes de aire, caldeado y muy soleado.

Para mantener la planta compacta y retrasar la floración hay que deshojar habitualmente y despuntar los extremos de los tallos. Una vez que florece la planta se seca, por lo que es muy importante cortar las flores apenas aparecen. En el jardín, cuidado con los caracoles, que se comen las plantas tiernas.

Quizás sea una de las plantas más alabadas en el contexto del huerto por sus múltiples virtudes aromáticas, culinarias y sobre todos como protectora de los cultivos y estimuladora del incremento de la calidad y la producción de los cultivos. Prefiere las tierras francas, profundas, ricas en hummus, bien abonadas, y es frecuente plantarla en el huerto junto con pimientos y tomateras, para que las proteja de ataques de pulgón.


En la Cocina:

De sus hojas se extrae un sabor delicioso, fresco y delicado. Se utiliza tanto fresca como seca como condimento en ensaladas, para aromatizar aceites y vinagres y en muchas recetas, especialmente aquellas que tiene una base de tomate o de ajo.

Sus hojas grandes y tiernas son increíblemente aromáticas pero hay que utilizarlas muy frescas porque pierden rápidamente su aroma y se estropean con facilidad. Si cortamos de más, hay que utilizarlas o congelarlas. Su aroma es fuerte, por lo que se aplica en poca cantidad y se suele añadir a los platos al final para que no se cueza. Es conveniente picarla muy menudo y con las manos justo antes de su empleo ya que el aceite que contiene es muy volátil.

Su aroma recuerda un poco al clavo y su sabor, dulce y muy fuerte, lo es más en verano cuando el sol aumenta su intensidad.


Buena compañera:

· Para mezclar con:

o Ajo

o Tomate

o Aceite

o Vinagre

· Para condimentar:

o Aves

o Mariscos

o Bistec (se maja la albahaca con mantequilla y se unta con ello la carne)

o Huevos

o Setas

o Ensaladas

o Sopas

o Pasta

o Risotto

o Algunas verduras: berenjena, calabacín, espinacas y pimientos morrones.

· Salsas:

o Tomate (Tal cual, tomate frito con cebollita o sin cebollita y un poco de albahaca, mmmmm)

o Pesto (mi favorita, con aceite, ajo y piñones).

· Otros:

o En bouquet para aromatizar guisos casa muy bien con: Cebollino, laurel, mejorana, orégano, perejil, romero, ajedrea y tomillo.

Lo ideal de la albahaca es usarla fresca pero como eso no suele ser viable todo el año, dos de las mejores formas de conservarla para el invierno son secarla o congelarla (yo prefiero esta última, pero para gustos, los colores).

Cómo secarla:

Se puede secar en ramilletes a la sombra, colgados con las hojas hacia abajo. Luego moler, o pasar por la trituradora y guardar en frascos bien tapados para el invierno.

Para secar, se cosecha la albahaca poco antes de florecer, que es cuando tiene mayor concentración de aceites aromáticos.

Cómo congelarla:

El mejor método para conservar sus cualidades es la congelación, para ello:

1º. separa las hojas de los tallos,

2º. trocea las hojas con un robot de cocina, o con un cuchillo (o medialuna).

3º. Llena una bandeja de cubitos de hielo con las hierbas picadas,

4º. añade agua hasta el borde de cada cubito.

5º. Congela.

6º. Una vez congelados, desmolda los cubitos y guárdalos en bolsas de congelación etiquetadas y consérvalo en el congelador.

La conservación en el congelador es de aprox. 6 meses.


La información que presento es resultado en parte de mi experiencia, pero, sobre todo, de la consulta de algunas publicaciones estupendas. Como nunca había pensado en publicar esto, no me paré a guardar las citaciones, las que puedo aportar son las siguientes:

· Lynda Brown “El libro de las Conservas” Ed. H.Blume (pp.258, 84-85,267)

· Mariano Bueno “Manual Práctico del huerto ecológico” , ed. La Fertilidad de la Tierra (pp.222-223).

· Información publicada en el blog pienso luego cocino el 19 de Abril de 2011.

· Información publicada en las fichas de Infojardin



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